Ruben y Maria

Maria y Ruben

Mi historia con María y Rubén si por algo se caracterizó fue por compartir las mismas ganas de pasarlo bien delante de una cámara. Teníamos claro que llegado el día de su boda ninguna de las dos partes iba a defraudar, ellos poniendo su encanto natural, su eterna sonrisa y yo la pasión por el oficio más encantador que existe. Visité su hogar, tan acogedor cómo ellos, en varias ocasiones antes de que llegara el gran día, algo que me dio una idea más cercana de la personalidad de ambos y del amor que se tenían.

Después de muchos años juntos llegó septiembre y allí nos encontrábamos, en Hacienda Majaloba, (San José de la Rinconada, en Sevilla). Una ceremonia civil repleta de lecturas inolvidables nos esperaba. Rubén llegó exultante, dando abrazos, sonriendo a todos los invitados y familiares que allí se encontraban.

Recuerdo la llegada de María visualizándola desde el display del drone que se encontraba presente, varios kilómetros de camino nos separaban aún cuando aquella cámara voladora pudo reconocer su coche. Iba deslumbrante, radiante, se encaminó hacia su encuentro con Rubén mientras todos asistían perplejos de tal escena. Magia, no hay más.

Antes de que llegará el momento en el cual María y Rubén se dieran el sí quiero, tendrían lugar una serie de lecturas por parte de los hermanos y hermana de ambos que cómo se dice aquí “te quita hasta el sentío”. Lágrimas, pañuelos, risas al recordar ciertas anécdotas y abrazos inundaron la escena.

Prosiguieron las lecturas de los artículos que La Constitución marca como obligatorio cumplimiento para el matrimonio y así dar paso a un momento íntimo, pero a la vez público, al tratarse de una demostración de amor antes los demás. Hay frases que te marcan para siempre y recuerdo una de Rubén, procedente de sus votos: “si pudiera darte una cualidad, sería poder verte a ti misma a través de mis ojos, para que así supieras lo que siento cada día al verte”

Dirigí el drone hacia la salida principal donde se apostaban los números invitados a tal señalado enlace y todo se convirtió en una nube de pétalos, arroz y pompas de jabón bajo un beso eterno entre María y Rubén.

La hora de la desinhibición y el disfrute llegó, y con ella un maestro de ceremonias que hizo enloquecer a toda la pista, invitados a un lado, invitadas al otro, coreografías improvisadas, abrazos multitudinarios,… eso sí que es liarla pero a base de bien. Ver pasarlo tan bien a tus parejas en el día de su enlace, es el mayor regalo que uno se puede llevar a casa tras un largo día de trabajo.

De una preboda en mayo bajo las flores de los patios cordobeses hasta una boda inolvidable en Sevilla se compuso mi camino junto al de María y Rubén. ¡¡¡Feliz vida juntos pareja!!!

Majaloba