¿Un lugar soñado para darse el sí quiero? Mike y Sam creo que lo encontaron, desde la primera toma de contacto que tuve con ellos y me dijeron el lugar que habían escogido para montar el fiestón de sus vidas estuve tachando los días del calendario uno a uno… que larga se hizo la espera hasta poder ver El cortijo de El Cañuelo por primera vez.
Es un lugar mágico, te atrapa entre sus rocas, la brisa marina que recorre su arboleda inspira calma, tranquilidad, paz, sosiego todo acompañado de unas vistas únicas. Además de todo esto que os cuento, el día acompañó cómo no os lo podéis imaginar, un día sin viento (difícil de ver esto en Tarifa) y un sol a rabiar. Mike & Sam nos proporcionaron una ceremonia repleta de emociones que no hicieron más que erizarnos la piel a todos los que estábamos allí presentes.
Hubo momento para todo, risas, recordar a los que se fueron, lagrimas de alegría y por su puesto mucha felicidad. Una soltada de globos iba a dar paso al comienzo de una fiesta que descorcharía bailes, saltos, alcohol y algún que otro canto junto a un grupo que versionaba temas del mejor Rock&Roll de los setenta y ochenta.
Durante el desarrollo del día, estuve acompañado de un fiel artilugio volador que de verás, siempre me proporciona imágenes aéreas brutales, pero aquel atardecer en el Cañuelo, ya era otro nivel, el poder tener la sensación de volar sobre aquel pinar hasta llegar a sentir el mar bajo tus pies… MAGIA.
Desconozco a que hora finalizó aquella fiesta, solo espero que el amanecer del día siguiente les sorprendiera a todos de la mejor forma que hay…bailando con una copa bien fría en la mano.